domingo, 22 de agosto de 2010

una vez mas. la naturaleza vive.

[...] Volviendo a mi asunto, creo que nada hay de bárbaro ni de salvaje en esas naciones, según lo que se me ha referido; lo que ocurre es que cada cual llama barbarie a lo que es ajeno a sus costumbres. Como no tenemos otro punto de mira para distinguir la verdad y la razón que el ejemplo e idea de las opiniones y usos de país en que vivimos, a nuestro dictamen en él tienen su asiento la perfecta religión, el gobierno más cumplido, el más irreprochable uso de todas las cosas. Así son salvajes esos pueblos como los frutos a que aplicamos igual nombre por germinar y desarrollarse espontáneamente; en verdad creo yo que mas bien debiéramos nombrar así a los que por medio de nuestro artificio hemos modificado y apartado del orden a que pertenecían; en los primeros se guardan vigorosas y vivas las propiedades y virtudes naturales, que son las verdaderas y útiles, las cuales hemos bastardeado en los segundos para acomodarlos al placer de nuestro gusto corrompido; y sin embargo, el sabor mismo y la delicadeza se avienen con nuestro paladar, que encuentra excelentes, en comparación con los nuestros, diversos frutos de aquellas regiones que se desarrollan sin cultivo. El arte no vence a la madre naturaleza, grande y poderosa. Tanto hemos recargado la belleza y riqueza de sus obras con nuestras invenciones, que la hemos ahogado; así es que por todas partes donde su belleza resplandece, la naturaleza deshonra nuestras invenciones frívolas y vanas.

Todos nuestros esfuerzos juntos no logran siquiera edificar el nido del más insignificante pajarillo, su contextura, su belleza y la utilidad de su uso; ni siquiera acertarían a formar el tejido de una mezquina tela de araña. [...]
Estracto de ensayo "De los caníbales", Michele Montaigne

2 comentarios:

miguel dijo...

Creo que podriamos, acercarnos un poco más a la utopia. a creer que podemos construir nidos, solo así creo que la esperanza sería util como herramienta

Matias dijo...

y un pajaro tampoco puede imitar la magia de las letras o las esculturas hechas por las manos del hombre . Pienso que hay que dejar, un poco , de odiarnos tanto . Tambien tenemos cosas que ofrecer.
Ahora en lo referente al desorden que causamos le dire al señor montaigne que me perdone pero en realidad lo que nosotros hacemos es ordenar la naturaleza es un caos sin pies ni cabezas