domingo, 15 de agosto de 2010

un momento

El llevaba puesto su trajecito de dos piezas, algo romántico, algo poético
Ella iba descalza caminando por el adoquín que entregaba todo el calor que necesitaba
algunos autos, escaleras, gatos, besos, ventanas enrejadas y miradas después llegaron al pasaje mas abierto y mágico de sus vidas, entre las paredes llenas de historias y el majestuoso mar con sus olas imponentes y su horizonte perpetuo, el mismo pasaje que frecuentaban desde que la flor encontró al gato y que era la vía de escapatoria en momentos de letras y versos.
El miraba con atención los ascensores, seguramente tratando de revivir historias y deseando haber vivido en tiempos donde reinaban los ascensores, donde reinaba lo que ahora lleva la magia de días memoriales.
Ella salía a correr bajo la lluvia.
Ella lo invitaba a el a jugar, a besarse, a sentir que era momento de hacer nada y que el cuerpo fluyera, a que sus labios juguetearan con las gotas inesperadas y traviesas que decidieron acompañarlos en aquel momento.
Entonces las luces fueron magia, las risas algo mas placenteras y los jugueteos parte de algo que iba a estar escrito, algo mas tangible pero no menos maravilloso.
El decidió que era momento de emprender el viaje, que la vida normal debía seguir, decidió ser el cable a tierra, decidió ser la razón, la incoherente coherencia.
Ella recordó las consecuencias, nunca fue el cable a tierra, ella mas bien era el cable a la luna, a los sueños, a los deseos, intensa, solo eso, intensa.
Se miraron, se abrazaron y siguieron caminando de la mano por la vida, por los caminos húmedos, por la magia del momento.

1 comentario:

Matias dijo...

y caminaron y caminaron cantando
siiiiinging in the rain (8)