jueves, 29 de julio de 2010

caminatas bajo la lluvia, bajo el sol de invierno.

Extraño un poco esos montes anaranjados del atardecer, sentir que todo es tan estático y adorable, me gustaba caminar por ahí acompañada de la leve brisa de la tierra, la leve brisa del suspiro de las alturas llenas de aridez, nunca me ha gustado mucho la aridez de la tierra ni la sequedad de los pueblos, pero aquellas pequeñas calles sin sonido y con espíritu zigzaguean en mis ojos, en mis piernas y hasta en mi espalda, haciéndome sentir hermosa.
Aún soy del viento, aún siento que este cuerpo vuela y necesita horizontes apasionantes, horizontes nunca antes vividos, la libertad de no saber nada, de no conocer la tierra, de sentir que por primera vez el aire que respiro es ajeno a todo la atmósfera de vidas pasadas, y que mis pasos lleguen hasta el fin del mundo, y que un día arriba de alguno de los montes anaranjadas pueda respirar profundamente y mirar el valle de los sueños, y de las estrellas, y del agua pura que recorre la vida de lo inesperado.
Quiero vida, espero vida, estoy sedienta de una mochila, un poco de equipaje y caminar sin parar, caminar hacia la puerta de salida de este lugar y abrir otras buscando las gotas de la lluvia de anteayer.

martes, 13 de julio de 2010

Me gusta mirar la "sociedad" desde afuera en cuanto respecta a relaciones personales, puro plástico que me rodeó por muchos años y ahora que lo tengo frente a mis ojos no puedo no aliviarme de haber salido del círculo de las mentiras, del círculo de las máscaras de hierro, insensibles, incurables, algo que nunca fue mio. Me causa gracia la verdad, saber que nada es como todos creen, saber que los lazos son mas frágiles que un hielo indefenso en un desierto africano y que nadie lo sabe, nadie lo sospecha, en algún momento me dió asco el plástico quemado, plástico mas que podrido, hoy... hoy ni si quiera lo huelo, porque realmente no tiene olor.

sábado, 10 de julio de 2010

una revolución.

El mar de las 6 y media de la tarde era lo mejor en ese momento junto con el aire de libertad que viajaba por mis labios y por mi nuca. Volví a sentir lo que era estar feliz, volví a creer en mis manos, en mis ojos, mis piernas ya no necesitan muletas ni mis piés mas fuerza para la larga caminata que me espera, ese mar era preciso, esas líneas eran mis amantes y el viento por si solo se encargó de ser la mas agradable sinfonía que mis débiles oídos soportaron, yo tengo una llama en mi estómago yo tengo voz, yo tengo voz... crucé el mundo en un segundo y aún así tenía las fuerzas para hacerlo otra vez, los adoquines lo decían, las nubes lo insinuaban, la atmósfera era mía, solamente mía.
En el amanecer nada es lo que parece y en las tardes de viento sublime la revolución de mi cuerpo se hace presete y aún sigue ahí.

domingo, 4 de julio de 2010

fake plastic trees

languidos, apasionados, deseos de mar en las pupilas
deseosos de la piel del horizonte de nuestras espaldas.