Solo un minuto de interconexión riesgosa faltó para que el dolor se convirtiera en desperdicio, para que lo determinado se lo llevara el viento de la nada formado por nuestros respiros, para que mi amor encerrado en una burbuja reventara en mil sabores, mil sabores abrazadores de una conocida y tempestuosa verdad, que ni las lluvias mas desgarradoras podrían cubrir en agua, en olvido.